lunes, 7 de diciembre de 2009

Mirándote

Diviso en tí, brisa y mar inquieto
mar de esperanza, inquieta y viajera
indómita sobre el zumbar de las gaviotas
que abatidas cual hombre curtida su mirada
se entrega al abandono contemplando el horizonte
y de amor menguado se escapa con la espuma
que pristina y límpida le viene a recoger.
De cerca eres bella, gigante como la vida
colgada en tu azabache cabellera
esconde dos lunares que viajan en las olas
donde cabalga la estrella del marino
arriba, abajo, en un eterno zig zag.
Diviso en ti la esperanza mustia
que llena de fulgor el mar caribe
que se debate como ayer en batallas
de amantes y piratas de la vida
que trafican con sueños e ilusiones,
vendiendo a mozuelos el candil eterno
pero que sólo brilla en los ojos de augustos ancianos
Te diviso tan cerca y lejos como el horizonte
eres bella e enigmática como el mar de perlas
que guarda en sus conchas el néctar de la vida

Para tí

Eres el eterno fantasma de ti mismo
te persigues tu sombra cansada
tan impotente como la del tétrico monte de los olivos
clandestina plegaria te persigue día tras día
como en los viejos subterráneos de reuniones perdidas
etérea transfiguración de la comunión
con las sandalias gastadas del pescador
el mismo multiplicador de panes
con las palabras huecas de quienes lo imponen
con la esperanza del nuevo samaritano
con el desgarrador grito de la madre negada
con el llanto magro de un niño abortado
caminas arrastrando la cadena infinita
esperando la mano incierta de Santiago
y aún así le llamas poderosa y mitigante
la frente herida por espinas de historia
clamas con fuerza ante el universo infinito
sigues caminando tus penas en las sandalias
ahogas tu garganta en el vinagre sagrado
y sigues parado frente a él esperando respuesta
reniego a seguir testimoniando tu letargo,
tu sueño como el de los Olivos asaltado
violado sin otra justicia, sino la justa
la que puede justificar tu ignorancia eterna
justifico tus cadenas y aún así te compadezco
porque eres mi yo, sombra sin luz y efímera
eres el fantasma de las vidas pasadas
de la historia arreglada para una fiesta
sin dirección, inconclusa y sin música,
que permita hacer más atenuante la espera
y la carga eterna de tus cadenas mías.
Sigo aquí junto a tí, velando y pensando para tí.

jueves, 3 de diciembre de 2009

Para compartir

Mirándola, y sintiendo el reloj pulsera
que sin importarle la lágrima esquiva
de mi hermana que de mi madre inseparable saliera;
la de inquietos ojos hoy turbados y de alma bravía;
ojos que buscan en cada poro de la lúgubre pintura
de la pared que atrapa, las sensaciones que lanzadas en tropel
se desbocaron en el último minuto del reloj pulsera.
intimidad de cuatro paredes cómplices de un fin esperado
confidentes de mi madre para su peregrinar de penas,
Una trás una tejió su mortaja de la ilusión catequista
dándoles el trato de quien por tiempo las ha acariciado
y que ahora sintieron en supensión el cenit de su aliento,
cansado de volar al compás de un viento volatinero;
menguado de tanta espera de la esperanza remolona.
La galena, con su augusta voz declama al compás de una sordina
que apaga las voces más recias de la fría sala
en preámbulo concierto en obertura para bemoles
Se hizo lo posible, pero Dios también creó lo imposible
acobijando al bien y el mal, un cortejo de ángeles esperan
Que, mi ayer esbelta madre, entre en perfecta armonía
a la comunión con el más grande, amo de todo, dueño y señor
Energía capaz, digna y creadora. enseñe a mi madre el camino
más corto a vivir ahora, la vida que antes se esmeraba en vivir.