viernes, 12 de abril de 2013

PARA TÍ

Levanto mis ojos para con ellos tocar el cielo
agito en mi pecho las palabras mágicas
piso firme el suelo de esta agreste tierra
donde el hombre siembra su vida trágica
por obrar con ideas y pasos que yerra
la tierra, al hermano y su desconsuelo.
 
Levanto mis ojos y no encuentro consuelo
en las alturas de aquel hombre sublime
que redime de culpas al hombre en este suelo
y por obnubilar la razón se encuentra disperso
sin nada que abrigue y su andar no lastime
por siempre será así en sueño o despierto.
 
Me arropo con tu piel tersa y canela
aun cargando en tus poros la esencia
del primer pecado, la desobediencia
busco en tus ojos aureos la luz
que guie mis pasos sin que muera
mi esperanza junto al que yace en la cruz.
 
Me cuelgo de tus cabellos ensortijados
como la noche azabache blandiendo
al compás del viento se mueven tus senos
que invitan al hombre olvidar su pasado
y hacer el amor aunque esté muriendo
sin hablar de penas y de dios menos.
 
Tu voluptuoso cuerpo invita a saciar
hasta a un hombre sacro, su vil pecado
dejando la razón y el sentimiento atado,
tus movimientos de diosa celestial
vienen del olimpo sin poder cesar
y a otro ingenuo amante su llanto arrancar.
 
 
 

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