sábado, 6 de abril de 2013

A MI PATRIA

"Si mi muerte contribuye a que cesen ...."; que ironía
dijo tristemente expatriado y vejado un enamorado;
su mirada ya perdida en el laberinto de su melancolía
dejaba atrás una tierra y mil manos libres; su legado.
Salió al camino sin saber porque y quién dispuso el cambio,
aún sus pisadas cargabán el frío de los andes, el agreste
polvo de las tierras llanas, con sus caminos borrascosos
donde la traición y la palabra furtiva está al asecho.
Todo esto lo sabía desde siempre y hoy oprimía su pecho
dejando cansado el verbo y sin aliento su corta existencia.
todo esto no era nada ante el daño que a su patria acechaba
desde antes, desde siempre por quienes juraban lealtad.
Morir así no es noble, es triste ver tanto y poca suerte
tantas batallas, enemigos queriendo presentar la muerte
y vencer los caminos de páramos, llanuras y no este techo
que hasta del cielo pretende alejar la gallarda alma.
Triste veo sin aún partir desangrar por doquier mi amada patria
la misma que arropó mi llanto ante muertes inocentes,
hoy parto con un quejo de tristeza, cargado de esperanza
para que cierto día en algún lugar de su cuerpo
se geste un hombre de grandes dimensiones que vista de calma
pero no de miedo, la esperanza de esta noble patria
que pare en silencio cualidades sinceras en toda su gente;
de no suceder, hoy mañana y siempre permaneceré muerto.
Ayer, hoy y siempre se repite una historia
de un hombre que piensa llegar a la gloria
y se olvida que bajo el cielo, sólo existen hombres
grandes en palabras, como Goliat en acciones y al final sólo hombres
que aman si pueden, y son amados por el mismo que los odia
cuando su interés se ve triste, amenazado y descubierto
solos bajo el cielo que los cubre, son hombres de maíz
lejanos a un dios, cercanos a tí y a mí
pero por su posición llegan a enamorar la patria,
mi patria, tu patria. La misma tierra que llora a todos sus amantes
con lucha sin tregua hacen su cuerpo el infierno de Dante
donde todos se acercan y conspiran en componer la rapsodia
para su partida esperada, antes de que llegue el filo del frìo,
pues de seguro, es seguro que su cuerpo es media
entre el polvo de esta tierra y la bendición del maíz.
 

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