Eres el eterno fantasma de ti mismo
te persigues tu sombra cansada
tan impotente como la del tétrico monte de los olivos
clandestina plegaria te persigue día tras día
como en los viejos subterráneos de reuniones perdidas
etérea transfiguración de la comunión
con las sandalias gastadas del pescador
el mismo multiplicador de panes
con las palabras huecas de quienes lo imponen
con la esperanza del nuevo samaritano
con el desgarrador grito de la madre negada
con el llanto magro de un niño abortado
caminas arrastrando la cadena infinita
esperando la mano incierta de Santiago
y aún así le llamas poderosa y mitigante
la frente herida por espinas de historia
clamas con fuerza ante el universo infinito
sigues caminando tus penas en las sandalias
ahogas tu garganta en el vinagre sagrado
y sigues parado frente a él esperando respuesta
reniego a seguir testimoniando tu letargo,
tu sueño como el de los Olivos asaltado
violado sin otra justicia, sino la justa
la que puede justificar tu ignorancia eterna
justifico tus cadenas y aún así te compadezco
porque eres mi yo, sombra sin luz y efímera
eres el fantasma de las vidas pasadas
de la historia arreglada para una fiesta
sin dirección, inconclusa y sin música,
que permita hacer más atenuante la espera
y la carga eterna de tus cadenas mías.
Sigo aquí junto a tí, velando y pensando para tí.
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