Al escribir le damos rienda suelta al pensamiento, y éste aprovecha cual potro salvaje para saltar la talanquera hasta llegar a respirar el aire que bombea el pulmón de la gran sabana de las ideas. Indómito corcel,amansarlo para hacerlo nuestro, requiere cepillarlo, limpiar sus cascos para que su marcha no sea detenida por las barreras de la ambiguedad y la dicotomía, perdiéndose en la sabana y hacerla suya como gríngola eterna.
La ortografía es el traje que adorna todo escrito, mientras que la redacción viene a ser la elegancia con la que se combina y se luce en el contexto. Lo contrario es la imagen del potro indómito, es como intercambiar la palabra con un mudo, la idea se hace ciega, ajena al pensamiento, a la acción. No cuidar la ortografía es matar la idea.
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